Esa vida que no es mía y me
rodea,
el misterio de la
muerte, lo que llamamos la muerte
y el misterio de la
vida siempre abierta,
lo que llamamos la
vida
en el árbol, en las
nubes y en el agua,
y en el viento y en
el mundo que es quien es sin ser humano,
y en la inmensa
transparencia que no se dice, se muestra
en eso que busqué
tanto y ahora encuentro regresando:
La infancia, quizá,
la infancia, nuestro final seguro,
nuestro cuento,
nuestro canto, nuestra mágica conciencia:
El total de lo sin
fin y de la vida abierta.
Gabriel Celaya
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